1RA EDICIÓN – PROGRAMA MULTIMEDIA “MIRANDO DESDE EL BALCOM” 2024
Carla Armella, estudiante de Ingeniería Financiera en la Universidad Católica Boliviana de Tarija, sintió cómo su fugaz vida se tornaba en monótona y aburrida. Un día estaba en el aula pasando clases y al día siguiente todo a su alrededor era incierto, no sabía si iba a retornar a pasar clases, o siquiera a la calle, por la situación que empezaba a atravesar en su vida.
La UCB había tenido que adecuarse a un cambio en la modalidad de educación, pues a inicios del primer semestre 2020 autoridades a nivel nacional y regional tuvieron que tomar acción ante la situación que estaba atravesando el país por la llegada del virus denominado Covid- 19, un virus desconocido altamente contagioso.
Después de algunas coordinaciones con el plantel académico y tomando en cuenta que esta situación pondría en riesgo la salud de los estudiantes, plantearon una nueva modalidad en educación virtual. Los estudiantes dejaron de tener clases presenciales para tener clases virtuales, los docentes tuvieron que capacitarse para que los estudiantes pudieran seguir en su proceso de formación.
Los estudiantes de la casa de estudios de la UCB tuvieron que ir adecuándose a la nueva formación que iban a tener, de lo presencial a lo virtual, respetando así las nuevas normas que asumía también el país entero.
Los primeros días de la cuarentena, Carla dejó su rutina habitual y su vida dio un giro total. Se encontraba en una situación desconocida. Estaba todo el día en un mismo ambiente, encerrada. Tanto antes como después de pasar clases, se debía quedar en su habitación ya sea terminando sus tareas o dejando que pase el tiempo con actividades que cada vez se tornaban menos interesantes.
En su casa tuvo que hacerse responsable de tareas aparte de las que ya tenía, ayudando a su madre con los cuidados del hogar. Carla llevaba una vida ajetreada los primeros meses de cuarentena, entre clases, tareas y responsabilidades del hogar, dedicarse al cuidado de macetas, desinfectarse los calzados cuando regresaba de comprar sus alimentos, nunca pensó que tendría que desinfectar los productos que compraba, pero los desinfectaba para proteger su salud y de las personas que convivían con ella.
“En el transcurso del primer semestre ya me iba adaptando a esta nueva realidad, entonces aparte de estas cosas que se iban sumando a esta nueva vida, tenía la incertidumbre de no saber qué hacer, si salir o no salir ¿A dónde acudir? desde luego tenías que realizar compras, pero te hace pensar ¿Me contagiare? Era una situación bastante preocupante, las noticias que veía por la TV en su mayoría estaban relacionadas al Covid-19, las estadísticas de cada departamento que hacían referencia a que iban aumentando los casos día a día”.
En el ambiente familiar de Carla, frente a esta enfermedad, debían tener más cuidado que nunca. Con un padre diabético, considerado una persona de altísimo riesgo en caso de sufrir contagio, tenían mucha preocupación, nerviosismo de la cual no podía despejar su mente.
“En la parte final del primer semestre, las cosas se comenzaban a complicar, porque ya tenía exámenes finales, parecía tan extraño todo, las plataformas no ayudaban por el hecho de que los exámenes finales solían ser con preguntas abiertas, muchas veces los docentes explicaban por la situación que estábamos atravesando. Cuando había acabado el semestre creía que ya había terminado con todos mis deberes respecto a la Cato. Un día super relajada decido ingresar a mi correo institucional de la u, me llega un correo de empresariales donde me pedían que organice algunos archivos, tuve que llenar algunas carpetas drive y termine con un peso menos”.
Al llegar al segundo semestre, Carla llegó a su octavo semestre de la carrera de Ingeniería Financiera en la UCB. Notaba que sus docentes estaban más capacitados en el manejo de las plataformas, y también que estaban siendo más estrictos con los estudiantes en aspectos como la asistencia o activar sus cámaras durante las clases.
Carla ahora lleva una vida tranquila donde logró convertir su espacio personal de descanso, en un espacio de trabajo alejado de toda distracción. Relata que desde que llegó la crisis sanitaria en la que nos encontramos, su vida cambió totalmente, pero pudo sobrellevar todos los obstáculos que se le presentaban. Aprendió a distribuir su tiempo de forma eficiente planificando sus actividades y las herramientas que más le ayudan son su alarma y una agenda.
“Me adapté a este cambio que dio mi vida desde que comenzó la cuarentena… me sería difícil regresar a la vida que llevaba antes”.